¿Por qué hablamos de los baños de oro?, porque cuando decimos eso de «no es oro todo lo que reluce» es completamente cierto. El aspecto, color, brillo y fulgor del oro es algo único y característico que lo convierte en el protagonista absoluto.
Siempre se ha querido imitar el aspecto del oro mediante distintas técnicas para conferir aspecto de «oro» a cualquier pieza; si bien es cierto que el preciado metal, por su maleabilidad, es perfecto para una técnica que se ha utilizado desde mucho antes del siglo XX. Esta técnica es conocida como «baños de oro» y sus múltiples variantes. Consiste en sumergir en una fina capa de oro (normalmente otro tipo de metal en oro fundido o mediante diferentes tipos de procedimientos electroquímicos).
Cuando los baños de oro se realizan con joyas, este tipo de oro es denominado «GOLD filled». Normalmente, este tipo de joyas se trabajan en USA y en algunas partes de Europa y consiste en una fina capa de 14 Kilates de oro (que equivale a 1 parte de 20 del peso total de la joya) permitiéndole conservar el aspecto de la misma durante mucho tiempo en buen estado.
Otra técnicas también muy usada es el denominado «pan de oro» que consiste en una fina lámina de oro batido, depositado sobre la pieza en cuestión -generalmente sobre esculturas, marcos de cuadros, retablos, escayola, piedra o elementos arquitectónicos para conferirles aspecto de oro (no deja de ser realmente una variante más de los «baños de oro»).
En los últimos años, están proliferando muchas falsas piezas difíciles de detectar, que realmente consisten en un grueso baño de oro (generalmente varias capas con las técnicas antes mencionadas) sobre otro metal con una densidad similar o casi idéntica a la del oro como el Tungsteno (W en la tabla periódica). Este tipo de piezas son extremadamente difíciles de detectar, ya que -normalmente- los profesionales suelen analizar las piezas mediante dos tipo de pruebas:
La única forma más eficiente de averiguarlo es mediante el sonido de la pieza, como se puede ver en el vídeo :
Además, el oro tiene una resonancia acústica inconfundible, con una frecuencia determinada de amplio espectro y eso facilita que esta sea la única manera fehaciente de saber si la pieza tiene baños de oro o es oro macizo, sin tener que someter al objeto a otro tipo de prueba mucho más agresiva.